APOSTANDO POR EL TERRITORIO: Cultura es futuro

La cultura es una vía de dinamización social en los pueblos. Actividad de cuentacuentos realizada en Berdún, en una imagen facilitada por el autor del artículo

“La proyección económica de la cultura es incuestionable por todo el turismo que mueve, pero en los pequeños municipios altoaragoneses, genera beneficios individuales y colectivos intangibles: identidad y pertenencia, autoestima, bienestar, calidad de vida, equidad, resiliencia, mejora de la convivencia y de la cohesión social y una capacidad de impulsar formas de innovación diversas”

La cultura es un derecho fundamental, reconocido en la Constitución Española, esencial para la construcción de la subjetividad y el desarrollo íntegro como personas y como sociedad. El derecho es para todos, aunque existen grandes diferencias entre el medio rural y el urbano en el acceso a la cultura, pero hay que reconocer que el primero es un espacio privilegiado para conectar lo natural y las tecnologías, cultura y arte, ciencia y educación, o sea: sabiduría antigua moderna. La cultura genera sentimiento de pertenencia y no hay acto más impulsor que ese “estar juntos” para pensar y hacer en común. La cultura y las artes permiten movilizar el talento y las ideas, activan la inteligencia de los individuos y las comunidades para ponerla al servicio del bien común y del crecimiento social. En general, la implantación de modelos económicos de ciudad en el medio rural genera grandes desajustes sociales y emocionales, pero podemos garantizar la igualdad en el acceso y participación de la vida cultural potenciando la imagen del medio rural y poniendo en valor los recursos sociales, medioambientales y patrimoniales del territorio. Un pequeño municipio tiene mucho más fácil esa transformación a través de la cultura para crear sociedades más felices, solidarias y creativas.

Frente a procesos de gentrificación y desnaturalización de algunos municipios históricos, idealizados y cosificados como una escenografía, existen personas que viven en ellos y que reclaman el acceso a la cultura y a la creación en igualdad de condiciones que en el resto del territorio. Aunque se programen una o varias actuaciones o incluso un festival en verano, quedan diez meses fuera de la época estival que es cuando permanecen los verdaderos habitantes. Hay muchas intervenciones públicas y privadas ajenas a las necesidades reales de los habitantes del medio rural. Se necesitan políticas audaces que conciban la cultura como derecho subjetivo y colectivo, como un espacio para la convivencia y un vector de dinamización y cambio. Las políticas de desarrollo territorial y demográfico deben tener en cuenta a la cultura por ser una vía de revitalización social y económica que ayuda a revertir los efectos de la despoblación. Si cuenta con la participación de la comunidad local, refuerza además la vinculación emocional y afectiva generando cohesión social.

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