
Ilustración propia, generada por IA Magic Studio TM
“Cuando el antropocentrismo impera, el patrimonio natural desaparece. Por eso, es necesario e inminente que pongamos atención en cómo reconfiguramos y transformamos el territorio. Sin regulación, el turismo se convierte en un devorador de piedras, un destructor del patrimonio natural”
Nos gusta comer piedras. Nos gustan las piedras royas y las grises, las redondeadas y las glaciales… Comemos piedras, pero también árboles, madrigueras, arroyos, prados silvestres… Nos comemos todo. Lo devoramos, lo masacramos. Y yo digo: basta.No sé, llamadme pirenoica.Hay días que veo el Pirineo lleno de gente que no saluda a quien se cruza y que miran raro si tú lo haces, de coches con motores encendidos y pitando, de gentes subiendo a esquiar sabiendo que no hay nieve y enfadándose porque, efectivamente, no la hay. Gente que acude a las bibliotecas como si fueran bares y gente que acude a los bares como si fueran junglas peleándose por una mesa. Veo papeles y pieles de mandarina en los caminos; botellas y colillas en los parkings de las estaciones después de noches fugaces… Espacios con la calefacción a tope para ir en manga corta, y mucho amazon para arriba y para abajo. Gente pisando flora en extinción por “alcorzar” unos metros, o coleccionándola por el placer de acumular y poseer. Coleccionamos rutas, cimas, paisajes en fotografías: un “clic” y media vuelta, logro conseguido. Veo alquileres caros y temporales; trabajadores viviendo en furgonetas a -15° y sin saber hasta cuándo trabajarán. Veo territorios que han dejado sus actividades profesionales para volcarse exclusivamente en el turismo y ahora dependen únicamente del sector. Veo un desabastecimiento de productos locales; desaparecen la agricultura, la ganadería, la panadería… Veo propuestas turísticas para entretenernos viendo animales que están amenazados por nuestra presencia y huyen de nosotros. Gentes llenas de inmediateces y exquisiteces. Y digo BASTA.
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