En el contexto de la prodigiosa naturaleza de Canal Roya hay que destacar lo que forma el sustento del paisaje, es decir, el relieve. La geomorfología es la disciplina de la geología que estudia las formas que genera el modelado de los agentes geológicos. Si hay que resaltar los de mayor impacto en el Pirineo, debemos mencionar sin duda los glaciares que han ido modelando el relieve a lo largo del Pleistoceno (últimos dos millones de años) en sucesivos periodos.
Los glaciares, al erosionar las rocas y transportar sus restos a otro lugar, dejen unas huellas características cuando se retiran a causa de un cambio climático. Tenemos en Canal Roya numerosas muestras de geoformas glaciares que aportan un gran valor a su paisaje natural.

La cuenca donde se encuentran los ibones y turberas de Anayet corresponde a un collado de difluencia glaciar en donde se acumulaba la nieve en una zona más o menos llana para transformarse en hielo. De esta zona partían dos lenguas glaciares hacia lugares opuestos: el glaciar de Culibillas se dirigía al Este para unirse al enorme glaciar del Gállego y el glaciar de Canal Roya lo hacía hacia el Noroeste para formar parte del glaciar del Aragón. Los propios ibones (algunos ya colmatados) corresponden a zonas de sobreexcavación glaciar, mientras que tanto el pico como el vértice de Anayet presentan la característica forma piramidal de las montañas modeladas por los glaciares.

El antiguo glaciar de Canal Roya imprimió al valle su característico perfil en U, con fondos planos y laderas escarpadas, al cual confluyen pequeños valles glaciares colgados. Este modelado no es homogéneo, pues en algunos lugares como la Rinconada la acumulación de hielo fue tal que la sobreexcavación dejó una depresión rodeada de abruptas paredes, en lo que se denomina circo glaciar.
Podemos comprobar que la naturaleza, al ponerse en el papel de escultor del relieve, nos cede y lega sus obras de arte. Lo único que tenemos que hacer es disfrutarlo y conservarlo para que también lo hagan las generaciones venideras.
