Puede que lo primero que llame la atención sean los anfibios (sobre todo las ranas) que en verano se ven por las orillas. Pero los ibones bien conservados son islas de biodiversidad que albergan un sinfín de animales conformando un delicado ecosistema en perfecto equilibrio. Entre los seres que más sorprendan, tal vez estén las almejas. Sí, has leído bien. Almejas del género Pisidium.

Existen varias especies de pequeñas almejas, llegadas a algunos ibones durante las glaciaciones, que sobreviven en el fango de las aguas más puras. Ninguna de ellas alcanza el medio centímetro de longitud, pero si nos acercamos a la orilla y nos fijamos con atención, ahí estarán ellas, para recordarnos que su mera presencia es indicadora de excelente calidad del agua y por tanto, que estamos delante de un ecosistema sano y bien conservado. La turbidez de las aguas producida por un exceso de nutrientes en el agua (restos orgánicos como pan o peladuras de fruta) pondrían en jaque a esta y otras delicadas especies.
